miércoles, 26 de diciembre de 2007

Capítulo III: Quino Salvo

Quizá sea el tema más complicado de tocar, porque consideraría un error que mis letras pudieran interpretarse como un alegato a favor o en contra de su trabajo y nada podrá estar más lejos de la realidad. En ningún momento me referiré a su manera de entrenar porque, entre otras cosas, ni siquiera la conozco. Tampoco a decisiones puntuales, porque no sería justo. Pero en lo que sí creo que debiéramos adentrarnos es en dos asuntos: los referentes a la motivación de sus jugadores y en la forma de confeccionar una plantilla.

Creo que haré bien en obviar el manejo del global del vestuario porque, como en otros muchos aspectos, ni siquiera sé cómo funcionan las cosas ahí dentro, aunque pudiera permitirme dudar del compromiso de ciertos jugadores, pasadas ya una cantidad de jornadas suficientes (catorce, para ser exactos) como para manifestar con certeza mi postura.

Partiendo de la base de que un aficionado a un deporte nunca podrá llegar a saber del mismo como un entrenador –aún habiéndolo practicado toda su vida-, lo que sí ha de quedar claro es que del ejercicio de la crítica, siendo ésta constructiva, se puede e incluso se debe en ciertos momentos sacar alguna conclusión positiva.


No voy a ser yo el que dude de la experiencia de Quino Salvo como jugador de alto nivel ni como entrenador con prestigio nacional. Tampoco el que obvie que siempre ha tenido fama de ser una excelente persona, noble y honesto, con la que a partir del diálogo se han construido proyectos interesantes. Pero resulta extraño verle en el banquillo gritar desesperado comprobando que los jugadores no obedecen sus órdenes.

Y, dejando a un lado todo este rollo –que bien puede parecer una excusa-, me gustaría desarrollar los dos temas anteriormente expuestos. Empezaré por el citado en segundo lugar, el referente a la confección de la plantilla durante el verano. Debemos tener claro que, en estas categorías y en clubes modestos como el nuestro, todos hacen de todo y esto incluye que el entrenador ha de conocer el mercado como si de un director deportivo o un secretario técnico se tratase. Y, en vista de los resultados hasta la fecha, no deberíamos llevarnos las manos a la cabeza si afirmáramos que Quino Salvo no ha acertado fichando.

El segundo aspecto: la motivación de los jugadores. Los logros hasta ahora conseguidos por él demuestran que ha sabido manejar vestuarios a la perfección. Él subió al Lobos a ACB, con eso está todo dicho. Pero hay situaciones distintas en lugares distintos y, a día de hoy, el entrenador tiene serias dudas de su plantilla.

En cuanto a la dirección de los partidos no quisiera entrar porque él sabe mejor que nadie lo que tiene y no pretendo jugar a entrenador. Lo que está claro es que este equipo carece de las señas de identidad que tuvieron los anteriores equipos de Palencia: sacrificio personal, defensa, esfuerzo colectivo y aceptación de roles. Quiero acordarme ahora de jugadores como Nacho Fort o Javi Zalvide, por nombrar dos que hayan estado por aquí en LEB 2, que antepusieron el bien colectivo al lucimiento personal.

Claro que Quino no va a decir públicamente todo lo que ve ahí dentro, la ropa hay que lavarla en casa y, si es posible, con la puerta cerrada, pero nos ha dejado declaraciones que pueden hacernos imaginar de qué pie cojea esta plantilla (si es que no nos habíamos dado cuenta ya). Después del partido ante Almería, el primer fin de semana de noviembre (cómo pasa el tiempo y todo sigue igual, como dice la canción) hubo tres perlas tales como “falta de actitud”, “gente que no atiende” y “gente que sale a pasearse”. Después nos habló de que si por él fuera cambiaría a algún jugador (mi intuición dice que empieza por “Boul” y acaba por “din”, no doy más pistas) y alguna que otra cosa más.

Este año se están viendo malas caras de jugadores hacia las decisiones que el entrenador toma, actitud nula en momentos, sensación de ir a la deriva e incluso un desplante gravísimo de un jugador hacia el público quienes, por cierto, cada vez que pagamos le estamos dando un tanto por ciento a él.

Yo no dudo que Quino Salvo sea buen entrenador, simplemente dudo que pueda hacerlo bien este año en Palencia.

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